Ruta por Grecia en 23 días (II)


Salimos de Patras con dirección a Olimpia, ciudad donde empezaron los primeros Juegos Olímpicos de la historia. Comenzaron en el año 776 a.C. y estaban dedicados a Zeus. Además del estadio olímpico, se puede contemplar el templo de Zeus, el estudio de Fidias y el gimnasio. El museo arqueológico de Olimpia es imprescindible, uno de los mejores de Grecia y allí se encuentran grandes obras de la Grecia antigua, entre las que destacan el Hermes con el niño Dionisio, de Praxíteles, y la Victoria de Peonio.

Nuestra siguiente parada es Mesene, antigua ciudad griega que llegó a ser capital de Mesenia. Fundada en el 371 a.C., hoy en día se pueden visitar las ruinas del estadio-gimnasio, el santuario de Asclepio y los tempos de la diosa Messana en el ágora. Es un lugar con poco turistas pero merece la pena visitarlo.

Día 12: Mistrá y Monemvasía: Nos vamos a Kalamata, la segunda ciudad más poblada del Peloponeso. La verdad es que no le encontramos el encanto, así que decidimos partir a Mistrá por la carretera de montaña, muchas curvas, carreteras malísimas pero precioso paisaje. Mistrá fue una de las ciudades más importantes del Imperio Bizantino, congregando a sabios y artistas de la Europa del Este, Italia y Constantinopla. Las ruinas de esta ciudad fueron declarados Patrimonio de la Unesco en 1989 y es muy recomendable su visita, eso sí, prepárate a sudar subiendo y bajando el monte Taigeto.

Continuamos camino hasta Gythion, donde tomamos un café y fotografiamos el famoso buque Dimitrios, origen de muchos rumores, desde que se usaba para traficar tabaco hasta que se trata de un barco fantasma. Nuestro último destino del día es la preciosa localidad medieval de Monemvasía, situada en una pequeña península, lo que la hace accesible sólo por una entrada. Es toda una experiencia quedarte a dormir aquí, eso sí, no se puede entrar con el coche, así que procura ir con una mochila o una maleta pequeña.

Día 13 y 14: Micenas-Nauplia-Milos: Tras 200 kms llegamos a Micenas, uno de los lugares históricos más importantes de la antigua Grecia. Nos recibe la Puerta de los Leones, que data del 1250 A.C, y su abertura mide 3,75m por 3,5m. Allí se encuentra también el Tesoro de Atreo, una tumba que se atribuyó inicialmente a Atreo, pero que algunos creen que perteneció a su hijo, Agamenón. Es increíble ver el tamaño de estos tholos micénicos donde, por poner un ejemplo, el peso del dintel de la puerta de entrada es de 120 toneladas. El siguiente destino es Nauplia, donde cuenta la leyenda que fondearon las naves del hijo de Poseidón. Lo que más disfruté de esta ciudad fue su ambiente nocturno, tiendas, restaurantes, luz tenue y la sensación única de estar de vacaciones.

Comienza nuestra última semana dedicada a las Islas Griegas, así que nos dirigimos a Atenas a devolver el coche, no sin antes parar en el Canal de Corinto, que une el Golfo de Corinto con el Mar Egeo, evitando a muchos barcos un rodeo de 400 kms alrededor del Peloponeso. La maleta la dejamos en consigna del aeropuerto para no ir cargados con ella por las islas, es mucho más cómodo moverte con mochila. A las 16h cogemos nuestro primer Superjet de la compañía Seajets que nos llevará a nuestra primera isla, Milos. Tras casi 4h de travesía movidita y gente vomitando en cualquier rincón del barco, llegamos a nuestro destino.

Día 15 y 16: Milos y Santorini: Milos es una isla pequeñita con una superficie de 160 kms cuadrados, por lo que decidimos alquilar una moto. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos dijeron que no podíamos alquilar una moto de 125cc con nuestro carnet de coche, así que tuvimos que conformarnos con una de 50cc que parecía salida del desguace.

Por la mañana visitamos Tsigrado Beach, un lugar al que se llega en menos de 15 minutos y por la tarde la increíble Sarakiniko Beach. Estas playas, junto a las de Corfú son las que más me gustaron de todo el viaje. Después fuimos a Klima, pueblecito de pescadores con casas de colores y por la noche, paseo por su capital, Plaka, y cena en uno de sus encantadores restaurantes. Al día siguiente, ferry hasta nuestra próxima isla, la deseada SantoriniNo tengo ni idea del motivo por el que siempre he soñado con ir a Santorini, el caso es que continuamente me rondaba la cabeza. Tenía muchos planes para esta isla, pero cuando llegué a Oia, los cancelé todos: sólo quería pasear, descansar, hacer fotos y relajarme en esta bonita ciudad.

Para subir a la ciudad desde el puerto hay dos opciones, taxi o dos autobuses, uno que te lleva del puerto a Fira y otro de Fira a Oia. A la ida tuvimos suerte y pudimos coger el bus sin problema. De allí, pusimos rumbo a la que sería nuestra casa las próximas 3 noches, parando a comer previamente en Lotza Restaurant, una terraza con unas vistas impresionantes y además dueños de nuestra casa alquilada.

Días 17 y 18: Santorini. Si quieres ver esta ciudad relajadamente, lo mejor es que te quedes a dormir en ella. A primera hora del día no hay prácticamente turistas por lo que puedes disfrutar de ella sin aglomeraciones. Cuando comienzan a llegar los ferries, el encanto empieza a disminuir, aumentan los visitantes y es imposible pasear. Te sugiero que bajes la escalinata hasta el puerto y comas en Sunset Ammoudi, al borde del mar. Si te apetece puedes darte también un chapuzón. También puedes visitar el Roka Restaurant, un sitio pequeño pero muy recomendable. En definitiva, Oia es un lugar para pasear, enamora cualquier rincón y te sabrán a poco los días que te quedes.

Día 19 y 20: Naxos. La vuelta desde Oia al puerto de Fira fue más complicada, el bus no llegaba, nuestro ferry salía, así que cogimos un taxi a medias con unas francesas, pero el avispado taxista decidió cobrarnos el total de la bajada a cada pareja. Como nada iba a arruinar nuestras vacaciones, nos dirigimos tranquilamente al ferry y a nuestra siguiente isla, Naxos. En esta isla, estábamos muy cerca de la playa y de la capital, así que decidimos relajarnos y no alquilar ningún modo de transporte, excepto nuestras piernas. Merece la pena la visita al Arco de Apolo en el atardecer y un paseo por su capital, Khora, para admirar sus preciosas tiendas, restaurantes y bares en la playa.

Día 21 y 22: Mykonos. Llegamos a las 16h a Mykonos pero en nuestro hotel (Manolia View) nos ayudaron con todo, incluso con el alquiler de un quad para recorrer la isla. Chora, la capital, es una de las ciudades más bonitas de Grecia. Fotográficamente es increíble, es como un decorado donde las casas, los molinos, el mar, han sido diseñados para que todo el conjunto sea perfecto. Por la noche tuvimos tiempo para visitar Little Venice, una de las imágenes típicas de la isla, los molinos y callejear por sus preciosos rincones.

Lo peor de Mykonos en agosto es el viento, muy molesto, nos dijeron que Septiembre es mejor época. Visitamos la playa Agia Anna y más tarde comimos en Kalua, chiringuito elitista en Paraga Beach. Pero una vez más, lo que me maravilló de esta isla fue la ciudad, preciosa. Venden camisetas con el lema Mykonos fucks Ibiza, cosa en la que estoy de acuerdo si hablamos de la ciudad, pero no si hablamos de las playas, lo siento…      

 

 

   

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